Dom. Mar 16th, 2025

Existe la idea generalizada de que con la edad nos volvemos más gruñones, menos tolerantes y cerrados de mente. Sin embargo, la evidencia científica sugiere lo contrario: el envejecimiento tiende a hacernos más amables, cooperativos y responsables.

El psicólogo René Mõttus, de la Universidad de Edimburgo, explica en un artículo publicado en Psychology Today que, aunque los cambios en la personalidad varían de una persona a otra, el patrón general apunta a una evolución positiva.

Uno de los procesos clave en el envejecimiento es la maduración de la personalidad, que no se detiene en la juventud, sino que continúa hasta la tercera edad. A medida que asumimos más responsabilidades, como el cuidado de familiares o la autogestión de nuestra vida, nos volvemos más organizados, pacientes y comprensivos.

Sin embargo, también hay matices en esta transformación. Un estudio de Mõttus publicado en Psychology and Aging en 2011 encontró que, si bien los sexagenarios tendían a mantener su extraversión y cordialidad, los octogenarios mostraban un leve declive en estos rasgos.

El sesgo del superviviente en los estudios de personalidad

Investigar cómo cambia la personalidad a lo largo de la vida es un reto, ya que implica estudios a largo plazo y el análisis de distintos grupos generacionales. Además, algunos estudios pueden verse afectados por el sesgo del superviviente: personas con ciertos rasgos de personalidad, como la propensión al riesgo o a las adicciones, pueden tener una mayor probabilidad de fallecer antes, lo que influye en los resultados.

Aunque cada persona envejece de manera distinta, la tendencia general sugiere que la vejez no nos vuelve más irritables, sino más empáticos y solidarios. Así que la figura del «viejo cascarrabias» parece ser más un mito que una realidad.

por admin

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